A la Virgen de la Esperanza (Artículo para el Boletín anual SPES 2017)

Los primeros rayos de sol iluminan la mañana del Jueves Santo, repican las campanas al otro lado del Duero y los zamoranos son llamados al recuerdo del camino a la Cruz, del sacrificio de la muerte por la vida. El manto verde ya asoma en el horizonte, hoy el corazón de Zamora late con la fuerza contenida de la espera.

Con el peso de la muerte sobre sus manos y el lamento del dolor en el corazón María derrama lágrimas de desconsuelo. En el rostro la tristeza, la amargura, el reflejo de las ilusiones rotas, y ahí, entre tanto sufrimiento, brilla la luz de la Esperanza alzando el alma de quienes se arrodillan a sus pies y ruegan en silencio, porque saben que sus palabras son escuchadas.

Luz en la mirada, consuelo en el camino, amparo de los zamoranos. Zamora calla a su paso y le ofrece una bocanada de aire, una caricia en la agonía de la muerte, y se respira el amor que los zamoranos le profesan cuando recorre sus calles, pero también cuando la visitan en su capilla, en silencio, un día cualquiera de un mes cualquiera, cuando no hace falta que Zamora huela a incienso ni sean las velas las que iluminen sus calles, porque en el corazón es Jueves Santo todo el año.

Dios te Salve Virgen de la Esperanza, hombro y guía en nuestro caminar, Madre incansable que sana al afligido y abraza al corazón perdido. Ruega por nosotros, que acudimos a ti desnudando lo más profundo de nuestro ser, buscando las respuestas que no encontramos en la vida, pidiendo la clemencia de tus manos. Nos abrazamos a tu infinito amor que es bálsamo y remedio para el alma.

Y quizá vestirse de luto y acompañarte en las mañanas de Jueves Santo sea nuestra particular forma de darte las gracias por iluminar nuestra vida, porque al igual que nos acoges bajo tu manto Zamora nunca dejará que camines sola, y siempre entonará su canto cuando regreses a tu capilla, desde la que escuchas y perdonas durante todo el año.

Virgen de la Esperanza, abrazo, consuelo nuestro, resplandor en la sombra y fuerza en la debilidad. El aliento, la vida, la esperanza de nuestros días.

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