Velando almas y plegarias (Artículo para la página semanasantazamora.org 2018)

En la inmensidad del silencio y la soledad del espíritu de esta noche cerramos los ojos y alimentamos el alma con el recuerdo, y respiramos a golpe de sensaciones, esas que aún conservamos en el corazón, esas que nunca mueren porque son caricia y bálsamo para el alma. En la oscuridad de esta noche, cuando el reloj marca las doce, abrazamos el anhelo de la espera y dibujamos la ilusión que hemos mantenido viva durante todo el año.

Esta noche, antesala de la Pasión, preludio del sentimiento más puro que se contará en los próximos días a golpe de sensaciones. Una noche mágica en la que soñamos con las ilusiones que se dibujarán en los días venideros. Días de reflexión en los que las sensaciones inundan la inmensidad del espíritu, días de oración, de recogimiento, porque también con los ojos cerrados mira y siente el corazón, y parece que el alma se desnuda en esas noches de silencio y penitencia en Zamora, y brilla en cada rincón el misterio de la Cruz, el sacrificio de la muerte por la vida. Regresan los días en los que Cristo recorre las calles de nuestra ciudad, que con su vida ofreció su luz y con su muerte nos otorgó el ser.

La emoción de esta noche mágica se respira en cada rincón de Zamora que mañana se vestirá de Pasión, el acervo de un pueblo que hunde sus raíces en sus tradiciones, tierra que respira, que siente y vive abrazada a las sensaciones que despierta su Semana Santa. Bendita Semana de Pasión, bálsamo para el alma en los días en los que el corazón gana a la razón y se respira la melancolía de aquellos años en los que brillaban luces que hoy mueren en la oscuridad, pero que permanecen vivas en la inmensidad del recuerdo. Añoramos los días, las tradiciones, y consumimos el fuego del anhelo reviviendo los momentos que un día iluminaron el alma, y que año tras año lo siguen haciendo con la misma intensidad, con la fuerza contenida de la espera.

Hay sensaciones inexplicables, como las que en la magia de esta noche se dibujan en el corazón de los zamoranos que aguardan impacientes la llegada de la Semana Santa. Sentir la añoranza a destiempo, abrazar lo amargo del desaliento, saborear el dulce letargo de la espera. En esta noche especial recordamos lo que fue e imaginamos lo que será, rogamos por todos aquellos que también sentían en lo más profundo de su ser la Pasión de estos días. Esta noche velamos, porque en las tradiciones está la esencia de lo que somos, de lo que fuimos, de lo que queremos ser, esas que forman parte de nosotros, esas que no queremos perder. Mañana reviviremos el recuerdo del camino a la Cruz. Cerramos los ojos para sumergirnos en la emoción que nos inunda.

En la efímera eternidad de esta noche las sensaciones son más intensas, los recuerdos más amargos y las lágrimas más saladas cuando recordamos las almas de los que se fueron, aquellos que nos enseñaron la magia de nuestra Semana Santa, que nos inculcaron el amor por esta Pasión que araña el alma. En la antesala del camino a la Cruz velamos almas y plegarias, y rogamos clemencia al cielo. Ten mi Dios, mi bien, mi amor, misericordia de mí. Bendita fortuna ser Zamorano en los días santos, bendita Pasión.

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