Albores de Pasión (Artículo para la página semanasantazamora.org)

El reloj marca las doce, ya es Jueves de Pasión, comienza la magia en la noche eterna en la que Zamora se alza soberana. El corazón aguarda paciente, el alma alberga rebosante la ilusión de la espera y la boca calla para que la palabra no rompa la emoción que nos envuelve.

Esta noche la inmensidad de la oscuridad se torna luz, se convierte en esperanza y sosiego. Cerramos los ojos y acariciamos el recuerdo, y soñamos con lo que vendrá, pues mañana de nuevo empezará todo, con la certeza de lo que fue y la incertidumbre de lo que será. Siempre igual y diferente al mismo tiempo, la armonía que conserva el perfecto equilibrio.

Comienzan los días más bellos en Zamora, esos que son tránsito y ocaso, con los que ya soñábamos antes de cerrar los ojos. Todo lleva preparado muchos días, muchos meses, y es que nunca ha dejado de estarlo, pues siempre es Semana Santa en el corazón zamorano. El alma conserva inmarcesible la emoción contenida desde que la Iglesia de la Horta cerró sus puertas poniendo fin a otro capítulo de la Pasión. Y esta nunca muere, y se acrecenta si cabe el anhelo, y florece la semilla de la inquietud cuando la espera parece eterna y aguardamos impacientes un descuido del tiempo para encontrar de nuevo aquellos momentos que merecieron la eternidad.

Ya es Jueves de Pasión, antesala del sentimiento más puro, preludio de la emoción más intensa, la página en blanco de la historia más bella que cada año narran las calles. Esta noche, bajo un millón de estrellas, nos alimentamos del recuerdo. Ojalá fuera posible ver nuestros ojos frente a esos instantes que cada año revivimos, y ojalá nos recordemos así siempre, con la emoción en la mirada y el corazón rebosante, y que nos embargue como esta noche embarga al alma. En la infinidad lacónica de esta noche velamos almas y plegarias, y la emoción se escapa en un suspiro que se vuelve eterno.

Mañana la margen izquierda del Duero será testigo del principio, pues allí se gesta todo cada tarde de Jueves de Pasión, cuando la Cruz del Nazareno asoma en las puertas de San Frontis. Zamora se convierte al Señor y regresa la tradición, y se llenan las calles, y todo vuelve a empezar. El rumor de las teas al consumirse, los pies descalzos, el olor a incienso, eso tan nuestro, la esencia de lo que somos.

La Semana Santa es poesía en el susurro del viento que trae consigo la leyenda de los tiempos. Mañana todo comenzará de nuevo, con el alma y el corazón, pues no hay otro modo de volver a empezar. Bendita fortuna ser zamorano en los días Santos, bendita Pasión. Hoy es la noche, empezamos a sentir.

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